martes, 13 de diciembre de 2011

Balance

Era mi última oportunidad. Y de verdad lo intenté. De verdad quería que funcionara. Así que lo di todo…todo lo que era. Y perdí.

Fue el golpe final. Nunca pude levantarme de aquello.

Con un cigarro entre los labios veía desde aquel tejado cómo mi cuerpo yacía muerto, como todo se había acabado.

Me gustaba escuchar una y otra vez esa canción que hablaba de no estar buscando a nadie, de buscarse a sí mismo. Hablaba de dormir por las tardes y reinventar tu voz por las noches. Hablaba de mí y de un salto mortal. No entendí el por qué entonces. Pero como ya no tenía nada que perder lo di. La estatua se despeñó contra las rocas y millones de fragmentos de sal se perdieron entre ellas. Y volví a aquel lugar donde tantas veces había soñado.

Es verdad, nunca pude levantarme de aquello, pero ahora estoy más viva que antes.

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