jueves, 24 de noviembre de 2011

"Ese proyecto al que te empuja siempre tu corazón..."

El frío glacial que le había dado la bienvenida hacía un año en su llegada a la ciudad irrumpió de repente a finales de noviembre. Los árboles perdían sus hojas y dejaban un río de colores en las calles, dibujando un paisaje que ella recordaba de sus sueños. Y en ese recuerdo de los sueños que olvidaba al despertar el pensamiento que la perseguía desde hacía tiempo volvió a golpearla con fuerza.

La sacudió ese sentimiento que apostaba por ser aquello que siempre fue.
Olvidar ese momento de la adolescencia donde empezó a hacer lo que hacía todo el mundo e hizo de esa falacia su vida.
Perdonarse no haber apostado por lo que ella pensaba, una vez más, si ya hacía un año aquel frío glacial la había empezado a despertar del sueño relativista en el que seguía sumergida.
Perdonarse haberse traicionado a sí misma, una vez más, por alguien que acabó yéndose con su querer egoísta.

Volver a ser…volver a ser lo que siempre había sido. Lo que llevaba en el corazón.
Volver a creer…en la verdad y los sueños  que se perdieron entre el relativismo del día a día de su entorno.
Volver a trabajar en ese proyecto de vida tan ambicioso que nunca se atrevía a abordar, contagiada por la sociedad del momento que no creía en grandes proyectos, en grandes sueños, en grandes amores…
Ese proyecto que nunca se alejaba del deseo de su corazón, por más que caía una y otra vez tan lejos de él.

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