El chico titubeó, mientras nervioso se pasaba una mano por la nuca, hasta que al final lo soltó:
- Pero…tú dijiste que tampoco me querías.
- ¿Y me creíste? – explotó ella con una sonrisa triste.
Ella agachó la cabeza mientras él la miraba intentando entender. Llegó el silencio y se quedó a observarlos hasta que él, después de tantear el terreno, se decidió a romperlo:
- Esa canción habla de los dos, aunque tú no lo entiendas.
Ella negó con la cabeza, aun con los ojos clavados en el suelo, y le espetó con un halo de tristeza infinita en su voz:
- Nunca volviste a por mí. Dijiste que lo peor que podía pasar sería que todo se quedara igual, pero no deja de empeorar a cada día que pasa. Nunca te importé de una forma especial, ¿por qué iba a hacerlo ahora?
Entonces él la obligó a mirarle a los ojos y le dijo…
Levantó el bolígrafo del papel con una convulsión, deteniendo así la historia que habían escrito sus sentimientos desbocados. Arrugó el papel y lo revolvió nerviosa entre sus manos mientras tragaba salvia y contenía las lágrimas.
- Ya basta…- susurró.
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