sábado, 25 de febrero de 2012

sábado

Las luces nuevas le hacían daño en los ojos, y entornarlos o intentar protegerse con su mano derecha no servía absolutamente para nada. Quizá era hora de rendirse. Quizá lo había sido antes incluso de haber empezado, y sin embargo no pensaba hacerlo nunca. Aun tan lejos de cualquier punto de referencia que pudiera servirle para salir de allí se negó a volver. No. Había tomado una decisión y no iba a echarse para atrás solo porque tenía miedo. No iba a rendirse antes de que llegara el final, como hacía siempre.

Si él sufrió tanto por ellos y nunca se rindió, ella tampoco lo iba a hacer por un poco de miedo que le estrujaba el estómago.

domingo, 12 de febrero de 2012

Sin tregua.

Sí, sí…si yo le olvido, cada día. Me destrozo, y luego me reinvento. Y cuando ya casi ha terminado vuelve a empezar. Cuando creo que no le puedo odiar más la verdad me estalla en la cara. El rencor se desvanecen y aquella canción tan triste vuelve a sonar y a doler, tanto como aquel día. Pero solo la escucho yo.

Y es que pienso que la única forma de no dar vueltas en aquel círculo es alejarme de los recuerdos.
Olvidarme de lo que siento y seguir, seguir, seguir…Tiempo, tiempo, tiempo.

Pero una noche vago por las calles mientras espero el metro que un día nos vio empezar y el tiempo deja de existir, y mis intentos se quedan en nada . Se acaba la tregua. Y todo vuelve. De nuevo. Sin que pueda hacer nada. Él vuelve. Casi lo puedo ver. Su sonrisa. Su camisa de cuadros. Sus ojos de caramelo. Su buen corazón, que nunca fue mío. Y me doy cuenta de nuevo de que intentando olvidar se me olvida cuánto le quise, y cuánto le quiero. Y me sorprende tanto como me duele, otra vez. Otra vez aquella canción. Otra vez él.