martes, 31 de diciembre de 2013

A mis padres


Podría escribir sobre las cosas buenas que ha tenido este año y de la superioridad de éstas respecto a las malas. Podría también enumerar propósitos para el 2014 o exponer las lecciones aprendidas en el 2013. Sin embargo no quiero hablar sobre lo mejor de este año, sino sobre lo mejor de mi vida. Y lo mejor que me ha dado esta vida es mi familia. 

Podría llenar cientos de páginas sobre cada uno de los que la componen o de los que llevan tiempo cuidándonos desde el cielo. Podría hablar de los dos hermanos a los que quiero con locura y por los que sería capaz de hacer cualquier cosa. Pero hoy voy a escribir sobre mis padres. Al fin y al cabo, ellos son los que me lo han dado todo, incluso esta familia a la que quiero tanto.

Quería recordaros lo injustos que somos muchas veces con ellos. Es difícil entender que también tienen derecho a equivocarse, nos cuesta hacernos a la idea de que son personas como nosotros. Que un día fueron adolescentes. Que también salieron de fiesta y lloraron porque tenían miedo. Pero sobre todo tardamos mucho en ser conscientes de que cuando nos hacemos daño a ellos también les duele. Que cuando nos equivocamos ellos también se caen. Y que son ellos los que más se alegran de nuestras alegrías.

Sí. Ahora lo sé. Sé que mi padre es un héroe y mi madre sabe pelear con más arrojo que un ejército. Sé que aunque la vida les ha pegado fuerte muchas veces, ninguna se rindieron. No miento si digo que jamás los he visto mirando hacia otro lado cuando llegan los problemas. Ellos cogen al toro por los cuernos e intentan hacer las cosas lo mejor que saben. Y lo hacen todo por nosotros y para nosotros.
Nunca he visto a mi padre negándole la sonrisa o el perdón a nadie. Nunca lo he visto perder la paz por ningún problema. Tampoco he visto a mi madre dejar de creer en la gente. Ella siempre ha sabido encontrar dónde se esconde lo mejor de cada uno.Así que duele hacerse mayor y darse cuenta de lo injustos que hemos sido a veces con ellos. Ellos, que nos lo han dado todo, y que se levantan todos los días para luchar por nosotros. Para nosotros.


Hace poco mis padres  me dijeron que mis hermanos y yo éramos lo mejor de ellos. Hoy escribo esto para decirles que ellos son lo mejor que la vida ha podido darme. Y que sé que nunca me dejarían pensar esto, pero siempre he sido la oveja 
negra y lo cierto es que lo pienso, así que lo voy a dejar escrito: yo me conformo con llegar a ser la mitad de la mitad de lo que son ellos.

viernes, 13 de diciembre de 2013

HAKUNA MATATA

¿Sabes? Se paró el reloj cuando te fuiste. Pero yo hice girar sus manecillas a base de golpes. Así que ahora no intentes hacer como que no ha pasado nada: hace tiempo que dejaste de estar a tiempo.




Quizá  esta historia sigue pensando que tú eres su príncipe, pero yo ya no. Yo vi como abandonaste tu reino conmigo dentro. Y ahora vienes a preguntar que qué hago bailando con el lobo. ¿No te has enterado? El cuento ha cambiado. Tú elegiste marcharte y yo volver. Y colorín colorado, esto sólo ha empezado.

Supongo que ya te habrás enterado de que encontré el zapato y me fui de fiesta. Descubrí que ni Peter Pan es tan bueno ni el Capitán Garfio tan malo, y que la bruja sólo necesitaba que alguien creyera que podía ser buena. También te habrán dicho que sigo pidiéndole deseos a la misma estrella, pero ya no le pido que vengas a salvarme. Y tampoco lloro cuando hace frío, pues ya no me parece tan malo. 

Pepito Grillo me avisó de lo que ocurriría si confiaba en ti, pero no quise escucharlo. Y ahora El Genio no me coge el teléfono y mi Hada Madrina se ha ido de vacaciones. Así que no me cuentes cuentos, que ya me los sé todos. A Pinocho le crece menos la nariz que a ti. 

Te alegrará saber que cuando te fuiste me perdí. Pero no creo que te haga tanta gracia enterarte de que me encontré con Timón y Pumba, y no me gusta su dieta de insectos, pero sí aquello de Hakuna Matata, vive y sé feliz”. Te guste o no, he vuelto a creer en las buenas historias.



No me busques por Nunca Jamás, llevo tiempo sin ir por allí. Estoy retrasando el momento en que me encuentre con Pepito Grillo y me diga "te lo dije". Y, hazme el favor,  no te pongas ahora la capa de superhéroe. Un héroe de verdad no se va cuando lo necesitan y reaparece cuando tiene miedo a perder. 
Tampoco te asustes con esto y saques la bandera de tu orgullo, que se te va a desgastar. Si por una vez consigues reunir la humildad para afrontar la situación sabrás, como ya sabías, que yo siempre he deseado lo mejor para ti. Así que a veces le pido a la estrella que venzas tu soberbia y consigas ser feliz. Que encuentres a alguien que te cuide del frío. Y que vuelvas a creer en los finales por los que vale la pena quedarse a terminar la película.



jueves, 5 de diciembre de 2013

Te reto


Tengo la mala costumbre de tomármelo todo como un juego. Me encantan los retos, y no entiendo la vida sin la emoción de la batalla. Pero lo negaré todo si lo afirmas tú.

Tú llegaste tarde pero pisando fuerte, y mi inseguridad y tu seguridad me convencieron para que te subestimara. ¿Qué esperabas? Yo ya había cerrado la puerta a cal y canto. Incluso había puesto sicarios con metralletas y bazocas defendiéndola, por si las moscas. Pero a ti eso no te echó para atrás. A ti también te van los desafíos. Así que te plantaste allí, tocaste la puerta sin dejarte intimidar y me retaste. Anda, ¡qué listo el niño!



Mi curiosidad me empujó a abrirte, y me soltaste con tu porte odiosamente desafiante: ¿A que no te atreves a quedar conmigo? ¿A que si te hablo mañana por whatssapp no me contestas? ¿A que si voy en serio contigo eres tú la que te rajas y echas por patas? Maldita sea. ¡Pues claro! Pues claro que no pensaba quedar contigo: ¡ni aunque me pagaran! Por supuesto que no te hubiera contestado al día siguiente. Y, sobre todo: ¿cómo pusiste en duda que me daría un ataque de pánico, y correría como si no hubiese mañana si empezabas a gustarme de verdad?



Obviamente me lancé a la batalla de llevarte la contra y empezaron los whatssapp, las quedadas y las idas y venidas.

Si no me hubieras retado no te hubiera dado la oportunidad. No hubiera batido récord  en marcharme y en volver ofendida si hacías como que te daba igual mi huida. No sabría lo difícil que es dejarse querer. No sabría lo que es que alguien tenga tanta paciencia conmigo. Tampoco sabría que mis ataques de histeria en los momentos importantes pueden provocar risas y no instintos asesinos. Ni que existe alguien capaz de traspasar mis muros y saber lo que realmente hay detrás. Y sobre todo tampoco hubiera sentido la tranquilidad que  da saber que hay alguien que siempre está seguro de que volverás.



Y aún así nunca me retaste a quererte. No te puedo echar en cara eso. Fue culpa mía, aunque por tu culpa. Pero a fin de cuentas, ¿qué más da quién la tenga? Aún tengo que darte las gracias. Porque aunque me guste tanto quejarme ha merecido la pena esperarte. Y ya no me pienso ir a ningún sitio a menos que te despistes y tenga que ir a buscarte. Con todo esto he aprendido que el miedo no es un buen compañero de viaje, que incluso de los caminos que no elegimos aprendemos y que merece la pena creer en las cosas que todos llevamos dentro del corazón.