miércoles, 26 de septiembre de 2012

Otoño.

A veces los sentimientos nos pueden. Nos confunden. Nos llevan a creer que el camino correcto es el que nos reporta más sufrimiento, y no es así. A ella le ocurrió eso. Pero el tiempo, al que siempre había considerado en el otro bando,le ayudó esta vez. Deshizo los nudos. Bajó la intensidad de la culpa y el miedo. Disipó la bruma. Le abrió los ojos.
¿Para qué dejar la puerta entreabierta? Ya eran cinco años los que había vivido atada a esa historia, a sentimientos. ¿No era hora de ponerle un punto y final a todo aquello? ¿No era hora de ser feliz? ¿De entender que ella era mucho más que aquella historia, mucho más que sentimientos? Que las cosas pasan por algo. Que lo había intenado. Que luchó. Que él no volvió a por ella, y que era hora de cerrar la puerta a que lo hiciera algún día. Cerrar la puerta y empezar de nuevo, y esta vez sin pasado. Sin ataduras. Sin él. De cero, de cero de verdad. ¿Era cierto? ¿Quizá aquello había ocurrido para que pudiera librarse de todo aquello? Tal vez tenía que explicarle a sus sentimientos que no era desdicha sino fortuna lo que le tocaba sentir en ese momento.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Septiembre.

Y entonces lo entendió. La tierra de por medio ya estaba puesta. El tiempo que pasaría sin verlo asegurado. El dolor, la rabia y la decepción los llevaba tatuados en la piel desde que el miedo de él rompió el corazón de ella. Los buenos momentos ya estaban de camino.  Pronto llegarían, la distraerían, lo meses se sucederían… Pero nada cambiaría de verdad si ella no le decía adiós a la esperanza de que él volviera a por ella algún día, en algún momento, por alguna razón, en algun lugar...

Tenía que apagar aquella torturada esperanza que no controlaba para encender una nueva y empezar de cero. Empezar de cero de verdad. Tenía que cerrar la puerta, y tenía que querer de verdad que nunca más se abriera. Era lo que más iba a costarle. Pero había recuperado las ganas de comerse el mundo que perdió hace tiempo, y no iba a hacerle ascos a aquel principio que estaba esperándola.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Creí que creyendo podría pasar. Pasó, si que es cierto, pero sin pasar.

-          Nos hemos equivocado demasiado…los dos- sentenció ella.
-          Tenía miedo – confesó él.
-          Yo también…mucho.
No quería empezar a llorar, y sin embargo no quería algo más que hacerlo Así que dijo como pudo:
-          Supongo que perdimos nuestra oportunidad.
-          Y entonces, ¿por qués cada vez que nos volvemos a encontrar…cada vez que te veo, vuelve a empezar?
Sabía que si levantaba la vista se echaría a llorar, así puso sus ojos en sus labios y luego su boca. Le dio el beso que agonizaba ya hacía tanto en su corazón y luego se marchó, dejando la puerta entreabierta y muriendo porque la próxima vez si que fuera su momento.