miércoles, 30 de abril de 2014

Un cuadrado en medio del mar

Ya sabéis como son las Navidades: cenas con la familia, con los amigos, con los compañeros de trabajo… Fue en una de estas cuando mi graciosa amiga Bea se preguntaba cómo había pasado todos los años de estancia en Colegio Mayor sin cambiar de habitación: “Y ahora lo pienso y digo: ¿cómo pude encariñarme tanto con ese cuadrado?”

Todas rieron y yo, como siempre, me puse a pensar una razón para aquella nimiedad. Y la encontré.

Me acordé entonces de que yo era de arrojar mis sentimientos en un trozo de papel, sin pensármelo dos veces, puros y descarnados. Y tú eras más de ocultar todas las pruebas que pudieran dar fe de que tenías corazón.Y aún así se te escapó algo aquel día:


No te perdonaré. Si te vas ahora no te perdonaré.

Y no. No hablo de la rabia que te movía la boca. Hablo de la angustia que destrozaba tu voz. Hablo del arrepentimiento que se te enquistaba en la garganta. Pero que, precisamente por ser quien eras, no podías mostrar. Y menos a mí. ¿Y si a pesar de todo te seguía queriendo? No estabas preparado para eso. 

Recuerdo que vacilé. Pero no me giré. Tampoco dije nada. Supongo que eso te sorprendió mucho. Supongo que te preguntarías cuánto no me tenía que doler todo aquello para que no te gritara todo lo que pensaba, y lo que no también.Y aún así no siento que me quedara nada por decirte. Estaba todo dicho sin necesidad de palabras. Tú sabías por qué había pasado todo aquello. Perfectamente. Pero no querías escucharlo. No querías escuchar que si me bajaba del barco era porque estaba cansada de remar sola, mientras tú te esforzabas por hundirlo. 

No hacía falta decirte que era como si hubieras hecho todo aquello para que me fuera. Tampoco te lo traduje a tu idioma y te solté: “Ala, has ganado. Me rindo. Me voy. Te quedas tú el puto barco. Para ti solito. Destrúyelo a gusto todo lo que quieras.” Y no te lo dije porque sé que ya te dolía demasiado saberlo sin escucharlo de mi boca.

Ya. Era sólo un cuadrado. No era especialmente bonito. Había muchos más. Seguramente mejores. Pero yo me hubiera quedado en ese si me hubieras dejado.