viernes, 25 de enero de 2013

Volvería.

Con los tacones en la mano y el pelo alborotado llegó aquella madrugada a casa. Entró en su cuarto de puntillas y con cuidado de no caerse o explotar en carcajadas. Comprobó entonces cómo algunos tímidos rayos de sol se habían colado en ella. Dejó los tacones en una esquina y se dispuso a cerrar la ventana, pero antes de tocar la persiana se apartó como si se hubiera quemado las manos.
“¿Y si él vuelve?” Le susurró una voz.
Sacudió la cabeza y enterró como pudo la herida bajo el orgullo.
Cualquiera hubiera considerado aquella posibilidad de regreso una soberana estupidez. Y ella quería hacerlo también. Quería hacerlo con todas sus fuerzas, pero no podía. No podía porque ella sabía la verdad. Sabía que volvería. Siempre lo hacía. Él no podía no volver. No sabía no hacerlo. No podía ni quería no hacerlo.
Pero no lo haría cuando ella más lo necesitara o lo esperara. Él volvería en el momento más inoportuno. Cuando ella menos quisiese desear que lo hiciera.
Volvería. Volvería para trastocar sus planes como ella había hecho tantas veces con los suyos. Volvería y la arrastraría otra vez a una batalla contra el tiempo y lo evidente. Volvería y volverían a perder.
Se quedó embobada mirando el paisaje que dibujaba el alba en los edificios de enfrente. Como respuesta a lo que sus ojos veían esbozó una tímida sonrisa y entonces cerró la persiana y no dejó que ningún rayo de sol ni ningún pensamiento sobre él siguiera entrando en su habitación.

Había sido una noche como las de antes. Había reído y bailado como hacía tanto se había olvidado de hacer. Había dejado de ser la chica rota de los últimos meses. El tiempo le había permitido por fin empezar de cero. Se había podido levantar después de que él la dejara caer. Y ya no quería dejar la ventana abierta. Al menos no quería querer hacerlo.
Cayó a la cama y se negó a cambiarse o desmaquillarse. Se quedó dormida sonriendo. Y el escritor de la historia supo entonces que se acercaba el momento de que él volviera a su vida, aunque para ello esta vez tuviera que hacerlo por la puerta.

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